Diseñar un modelo de operación que preserve la filosofía y forma de trabajo del fundador, asegurando una transición ordenada del liderazgo y la continuidad del desempeño de la empresa.
Poner en riesgo los resultados y permanencia de la empresa, al cambiar su liderazgo. Proteger el patrimonio de los accionistas con el cambio en la dirección de la empresa. Perder el know-how del negocio y operación con el cambio en la dirección de la empresa. Separar y desempeñar adecuadamente el rol de socio, y el rol operativo. Evitar que la operación dependa excesivamente del dueño o director general. 
